Continúo viajando por Rumanía hacia la desembocadura del río Danubio en el Mar muerto. Me dirijo hacia la ciudad de Constanza con un aeropuerto internacional y puerto marítimo muy activo, trenes rápidos hacia Bucarest (dos horas y media) y una historia de más de 2500 años (el poeta latino Ovidio pasó aquí sus años de exilio).
Hoteles, almacenes, monumentos antiguos, un espléndido Casino a orillas del mar y museos interesantes, son parte del atractivo de esta Constanza. De aquí puede fácilmente llegar, en tren o en autobús, a cualquier estación del litoral del Mar negro. Hacia el sur de Constanza unos 50 Km. de arena dorada se estrechan hasta la frontera búlgara. Aquí se hallan una serie de estaciones con nombres de personajes femeninos célebres o inspirados en bellezas y divinidades de la mitología.
Al sur de Constanta los más bellos lugares a orillas del Mar Negro. Entre las más apreciadas estaciones se nombran Neptun y Olimp, inicialmente construidas como centros de vacaciones para los ricos del período comunista. Hoy en día, aquí puede gozar del confort de unas villas de lujo o de unos hoteles de excelente calidad, algunos al lado mismo de la playa, otros en el silencio del bosque de Comorova, que se estrecha entre la costa y el lago.
P.D. Souvenir
Sobre Ovidio; Ut desint vires, tamen est laudanda voluntas – Aunque nos fallan las fuerzas, es de alabar nuestra voluntad.
Publio Ovidio Nasón nació en el año 43 a.c. en Sulmona, Italia.
Procedía de una familia adinerada, ello le permitió estudiar retórica en un principio para dedicarse al derecho. A la muerte de su padre, Ovidio se convirtió en heredero de todas las posesiones por lo que pudo vivir sin preocupaciones y viajar a diferentes lugares como Grecia, Asia y Sicilia, donde completó sus estudios, dedicandose ya plenamente a la poesía.
Hoteles, almacenes, monumentos antiguos, un espléndido Casino a orillas del mar y museos interesantes, son parte del atractivo de esta Constanza. De aquí puede fácilmente llegar, en tren o en autobús, a cualquier estación del litoral del Mar negro. Hacia el sur de Constanza unos 50 Km. de arena dorada se estrechan hasta la frontera búlgara. Aquí se hallan una serie de estaciones con nombres de personajes femeninos célebres o inspirados en bellezas y divinidades de la mitología.
Al sur de Constanta los más bellos lugares a orillas del Mar Negro. Entre las más apreciadas estaciones se nombran Neptun y Olimp, inicialmente construidas como centros de vacaciones para los ricos del período comunista. Hoy en día, aquí puede gozar del confort de unas villas de lujo o de unos hoteles de excelente calidad, algunos al lado mismo de la playa, otros en el silencio del bosque de Comorova, que se estrecha entre la costa y el lago.
P.D. Souvenir
Sobre Ovidio; Ut desint vires, tamen est laudanda voluntas – Aunque nos fallan las fuerzas, es de alabar nuestra voluntad.
Publio Ovidio Nasón nació en el año 43 a.c. en Sulmona, Italia.
Procedía de una familia adinerada, ello le permitió estudiar retórica en un principio para dedicarse al derecho. A la muerte de su padre, Ovidio se convirtió en heredero de todas las posesiones por lo que pudo vivir sin preocupaciones y viajar a diferentes lugares como Grecia, Asia y Sicilia, donde completó sus estudios, dedicandose ya plenamente a la poesía.
Ovidio regresó a Roma y se relacionó con las principales figuras de la época, entre ellas y el más destacado el emperador Augusto. Se sabe que se casó hasta 3 veces y 2 veces se divorció, también se le atribuyen numerosas relaciones amorosas con diferentes amantes que en cierta manera le influirían de manera crucial en sus obras sobre todo en Ars Amatoria.
No obstante un enfrentamiento con el emperador, le llevaría a un exilio obligado a Tomis (en la actual Rumania) donde pasó el resto de sus días, no se sabe a ciencia cierta porque le exilió, unos dicen que porque estaba presente en ceremonias de adivinización donde se hablaba del destino del emperador , otras por el tono subidito de sus poemas y la última y más probable porque Ovidio tenía conocimiento de los devaneos amorosos de la propia hija del emperador, llamada Julia.
Ovidio murió en Tomis en el año 17 d.C. con 74 años de edad.
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4 comentarios :
PRAECEPTOR AMORIS
Principio, quod amare velis, reperire labora,
Qui nova nunc primum miles in arma venis.
Proximus huic labor est placitam exorare puellam:
Tertius, ut longo tempore duret amor.
Ovidio, Ars amatoria I, 35-38
Lo primero de todo, tú que por primera vez vienes como soldado a revestirte con armas nuevas, procura descubrir lo que deseas amar. El paso siguiente es conquistar a la joven que te ha gustado; y en tercer lugar, conseguir que el amor dure por largo tiempo.
(Traducción de V. Cristóbal López)
-¿Qué me quiere, señor ? -Niña, hoderte.
-Dígalo más rodado. -Cabalgarte.
-Dígalo a lo cortés. -Quiero gozarte.
-Dígamelo a lo bobo. -Merecerte.
-¡Mal haya quien lo pide de esa suerte,
y tú hayas bien, que sabes declararte!
y luego ¿qué harás ? -Arremangarte,
y con la pija arrecha acometerte.
-Tú sí que gozarás mi paraíso.
-¿Qué paraíso ? Yo tu coño quiero,
para meterle dentro mi carajo.
Encantadora poesía, fina como pocas, sugerente como ninguna,
incitadora, pues claro,
espuma blanca, blanca espuma
Bella poesía aún con jinetes galpando, aún con las ganas.
Se queda cualquiera con ganas, prenda, cómo no se va a quedar con ganas..............
PERFIDIA. (Canción)
Mujer,
si puedes tu con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar.
Y al mar,
espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de tu amor.
Te he buscado donde quiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para qué quiero tus besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quién sabe por dónde andarás,
quién sabe qué aventura tendrás
qué lejos estás de mí.
Mujer,
si puedes tu con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar.
Y al mar,
espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de tu amor.
Te he buscado donde quiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para qué quiero tus besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quién sabe por dónde andarás,
quién sabe qué aventura tendrás
qué lejos estás de mí.
Autor: Alberto Domínguez
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